GIBRALTAR


Gibraltar es un territorio británico de ultramar, bajo administración del Reino Unido pero reclamado por el Reino de España. Según la ONU, Gibraltar es una colonia. Gibraltar se encuentra dentro de la lista de territorios no autónomos de las Naciones Unidas bajo supervisión de su Comité de Descolonización. Atendiendo al artículo X del Tratado de Utrecht, «la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas» en 1713 (el límite norte actual sería la rotonda de Devil's Tower) serían una propiedad a perpetuidad de la Corona británica en territorio de jurisdicción española, debiendo retornar a España si Reino Unido renunciase o enajenase de alguna manera dicha propiedad. El istmo entre el peñón y las otras fortificaciones españolas, desde el punto de vista español y del Tratado, se trata de territorio ocupado.

Bandera de Gibraltar
Gibraltar está situado en el extremo meridional de la península ibérica, al este de la bahía de Algeciras, y se extiende sobre la formación geológica del peñón de Gibraltar península que domina la orilla norte del estrecho homónimo, comunicando el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Limita con España y alberga una población de 29 752 habitantes en una superficie de menos de 7 km², con una economía basada en el sector de servicios, principalmente como centro financiero, turístico y puerto franco. Aprovechando su privilegiada posición estratégica, cuenta con una base aeronaval de las Fuerzas Armadas Británicas.
Gibraltar fue conocida en la antigüedad como promontorio o monte Calpe una de las dos míticas columnas de Hércules, y posteriormente renombrada como derivación del árabe Ẏabal Tāriq (جبل طارق), o «montaña de Tariq», en recuerdo del general Táriq ibn Ziyad, quien dirigió el desembarco en este lugar de las fuerzas del Califato Omeya de Walid I en 711. Integrada en la Corona de Castilla desde la segunda mitad del siglo XV, fue ocupada en 1704 por una escuadra angloholandesa en apoyo del pretendiente Carlos III de España durante la Guerra de Sucesión Española, al término de la cual, fue cedida a la Corona británica en aplicación del Tratado de Utrecht en 1713. Desde entonces, el devenir político de Gibraltar ha sido objeto de controversia en las relaciones hispano-británicas.

HISTORIA
Antigüedad y Edad Media
La península y el peñón de Gibraltar, debido a su situación privilegiada en una de las orillas del estrecho homónimo, han sido conocidos desde la antigüedad. Fenicios y griegos visitaron Gibraltar y la mitología griega identificó el peñón como una de las Columnas de Hércules, denominada Calpe.
Gibraltar siguió el devenir de la costa meridional de la Península Ibérica, pasando del dominio romano al vándalo, posteriormente al visigodo, para ser parte del Imperio bizantino después, volver de nuevo a manos visigodas, pasando finalmente en 711 a manos musulmanas, junto con el resto del reino visigodo. Hasta entonces no se tiene constancia de ningún asentamiento estable en el territorio. No obstante, la conquista del reino visigodo por los musulmanes conllevó un hecho significativo: la atribución de un nombre que, con algunas variaciones, ha sobrevivido hasta hoy: جبل طارق (Ẏabal Tāriq, 'Monte de Táriq') en honor del caudillo musulmán Táriq Ibn Ziyad.
El primer asentamiento permanente data de la época almohade. En 1160 el sultán almohade Abd al-Mumin ordenó la construcción de una fortificación en el territorio, cuyos restos aún forman parte del castillo de esta época. Este pasaría posteriormente a manos del reino taifa de Granada, el cual lo conservaría hasta 1309, fecha en que es tomado por tropas castellanas. En 1333 es conquistado por los meriníes (los tradicionales benimerines), que habían invadido la España musulmana, quienes lo ceden al reino nazarí de Granada en 1374. Finalmente, en 1462, es vuelto a ocupar, esta vez definitivamente, por las tropas del I duque de Medina Sidonia, a cuyo sucesor se le concedió en 1488 el marquesado de Gibraltar, que en 1502 se reincorporó al dominio real. Un año después, los Reyes Católicos le concedieron su propio escudo de armas.

Ocupación y cesión al Reino Unido
En el contexto de la Guerra de Sucesión Española, una flota del bando en favor del pretendiente archiduque Carlos, formada por navíos ingleses y holandeses, atacó en el verano de 1704 varias localidades de la costa sur española hasta llegar a la bahía de Algeciras el 4 de agosto de 1704, donde tomaron posiciones para el ataque a Gibraltar. Las fuerzas borbónicas defensoras contaban con 80 soldados y 120 cañones, de los que un tercio estaban inservibles, junto con 300 milicianos con escasa o nula instrucción militar, lo que revelará ser insuficiente para hacer frente a la fuerza asaltante que totalizaba 12 000 hombres y 1500 cañones, y el apoyo de infantes de marina. Entre ellos se encuentra un batallón de 350 soldados catalanes que protagonizarían el asalto terrestre, desembarcando en la playa de La Caleta, que pasó a ser conocida desde entonces como Catalan Bay. Tras cinco horas de bombardeos, los defensores accedieron a negociar su capitulación haciendo entrega de la plaza al príncipe de Hesse-Darmstadt.
La ocupación de Gibraltar supuso el desplazamiento de la mayor parte de su población. El 5 de agosto, el cabildo de Gibraltar presidido por Cayo Prieto Laso de la Vega junto con el gobernador militar de Gibraltar, el general de artillería Diego Salinas, deciden abandonar Gibraltar al no desear prestar juramento de fidelidad al archiduque. Se vota por aclamación popular (en voz alta) pero se deja voluntad al vecindario para marcharse o quedarse. Al día siguiente, 6 de agosto, se inicia el éxodo, con los atributos identificativos de la ciudad: pendones, archivos, sellos, documentos, imágenes religiosas, libros de registros parroquiales con actas de nacimientos, defunciones y bodas, etc., encabezando la marcha el regidor Bartolomé Ruiz Varela hacia la ermita de San Roque, origen del actual San Roque y en Algeciras, despoblada y en ruinas hasta entonces). A finales de ese mismo año de 1704 tropas hispanofrancesas ponen sitio a la ciudad pretendiendo sin éxito tomarla por las armas. La posesión británica sería reconocida en el Tratado de Utrecht en 1713, que puso fin a la guerra. Por este tratado, España cedía a perpetuidad el peñón a Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose, no obstante, una cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico, España tendría la opción de recuperarlo.

El posterior Tratado de Utrecht puso fin a las hostilidades, y el reconocimiento del pretendiente Felipe como rey de España por parte de Inglaterra a cambio de la cesión de los territorios de Gibraltar y Menorca.
España hizo varios intentos para recuperar Gibraltar durante el siglo XVIII: el primero, ya nombrado unos meses después de la toma de la ciudad y un segundo asedio unos años después del Tratado de Utrecht, en 1727. El más duradero y persistente tuvo lugar entre 1779 y 1783, conocido como El Gran Asedio, pero fue igualmente infructuoso. Al margen de la guarnición británica, en el territorio se fue estableciendo población de origen diverso (fundamentalmente genovesa, pero también maltesa, portuguesa, judía y norteafricana) y finalmente recibió en 1830 el estatus de colonia británica. Durante el siglo XVIII, tras una terrible epidemia, la Corona Española acordó la cesión de una zona humanitaria en el istmo entre el peñón y las fortificaciones españolas, cuya mitad más próxima a Gibraltar fue ocupada posteriormente por los británicos ilegalmente. La apertura del canal de Suez (1869) subrayó la importancia estratégica de Gibraltar.
Siglo XX
A principios del siglo XX, las autoridades británicas levantaron la barrera fronteriza (1909), luego popularizada en España como «la verja», en el terreno del istmo. Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial también se construyó un aeropuerto en dicho terreno, que España no reconoce como británico. La llegada de la guerra mundial significó un aumento aún mayor de la importancia estratégica de Gibraltar como escala y punto de aprovisionamiento, mientras que la totalidad de la población civil era evacuada hacia Londres, Irlanda del Norte, Casablanca, Madeira y Jamaica.
Tras el fin de la guerra, la actitud de las autoridades franquistas se fue endureciendo. A principios de la década de 1960, el gobierno español planteó la situación de Gibraltar ante el comité de descolonización de las Naciones Unidas, siendo adoptadas por la Asamblea General las resoluciones 2231, de 1966, y 2353, de 1967, por las que se instaba al inicio de conversaciones entre España y Reino Unido para poner fin a la situación «colonial» de Gibraltar, salvaguardando los intereses del pueblo gibraltareño. En respuesta a estas resoluciones, las autoridades de Gibraltar apelaron al derecho a la autodeterminación y el Reino Unido organizó un referéndum en 1967 para los gibraltareños, en el que el 99,64% de los votantes expresó su voluntad de permanecer bajo soberanía británica. En 1969, la constitución otorgada por el gobierno británico estableció el cambio en el estatus de la colonia, transformada en un territorio británico de ultramar (British Overseas Territory). El nuevo marco estableció también la transferencia de los asuntos internos al ejecutivo local, elegido por los propios gibraltareños, mientras que se reservaban exclusivamente al representante del gobierno de la Corona los asuntos externos y de defensa.


La concesión de mayor autogobierno fue interpretada por las autoridades españolas como una contravención del Tratado de Utrecht y una maniobra en la dirección equivocada. En 1969 el gobierno español suprimió las comunicaciones terrestres entre España y Gibraltar. Los accesos permanecieron cerrados hasta siete años después de la muerte de Franco, en 1982, tras la llegada al poder del socialista Felipe González, cuando sólo se abrieron al tráfico peatonal. El cierre fue traumático tanto para la economía del Campo de Gibraltar (ya que varios miles de españoles trabajaban en la colonia) como para la de Gibraltar en sí, que sufrió una crisis económica, que hubo de ser contrarrestada mediante la inyección económica de más fondos por parte del Reino Unido.
En el marco de las negociaciones de adhesión a la Comunidad Económica Europea, España y el Reino Unido establecieron el inicio del proceso de Bruselas (1985), por el que ésta se comprometía a comenzar un diálogo con España acerca de Gibraltar, que incluía asimismo el asunto de su soberanía. También se normalizaron completamente las comunicaciones terrestres. Desde entonces, España, con mayor o menor intensidad, ha seguido reclamando la retrocesión de Gibraltar.
Siglo XXI
En 2001 España y el Reino Unido anunciaron un acuerdo preliminar que incluía una propuesta de cosoberanía. Sin embargo, este acuerdo no llegó a ser firmado, especialmente al ser ampliamente rechazado por los gibraltareños en un nuevo referéndum convocado por las autoridades gibraltareñas en 2002.
A pesar de ello, más tarde quedó constituido el Foro Tripartito de Diálogo sobre Gibraltar, formado por los gobiernos de España, Reino Unido y el de Gibraltar, de cuyos trabajos resultó el anuncio el 25 de julio de 2006 de un acuerdo sobre el uso conjunto del aeropuerto, pensiones, telecomunicaciones y tránsito del puesto fronterizo.
En el marco del desarrollo de esta vía de diálogo, el 21 de julio de 2009 se produjo la primera visita oficial a Gibraltar de un miembro del Gobierno español, la del ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos, hecho destacado como histórico por la prensa británica y española. La declaración conjunta del Foro señalaba la creación de «una atmósfera constructiva de confianza mutua y cooperación para el beneficio y prosperidad de Gibraltar y de toda la región», características que «deberían convertirse en la norma».
Sin embargo, esta mejora de relaciones no se ha traducido en ausencia de incidentes. En 2009, 2010, 2011 y 2012 se producen encontronazos entre buques de la Marina Real Británica y patrulleras de la Guardia Civil en la zona marítima disputada (las aguas situadas a menos de tres millas de la costa gibraltareña, sobre las cuales España y el Tratado de Utrecht no reconocen en ningún sentido la soberanía británica).


En agosto de 2013, durante el conflicto diplomático entre España y Reino Unido por Gibraltar de ese año, en una entrevista concedida al diario español ABC, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, aseguró que «con Gibraltar se ha acabado el recreo», en referencia a Miguel Ángel Moratinos, promotor del Foro Tripartito de Diálogo en el año 2004. Concretamente Margallo anunció que el gobierno español estaba estudiando medidas como la implantación de una tasa de congestión por entrar y salir a la ciudad de Gibraltar, restricciones en el espacio aéreo y una exhaustiva inspección fiscal de aquellos habitantes gibraltareños con propiedades en España y residencia fiscal en el Peñón. Estas declaraciones se hicieron al mismo tiempo que España denunció haberse arrojado 70 bloques de hormigón para formar un arrecife artificial, según el gobierno gibraltareño impidiendo la pesca, en aguas en disputa en caladeros españoles por parte de Gibraltar y de, por otra parte, las quejas del gobierno gibraltareño ante las colas de horas de duración que provocan los controles fronterizos en «la verja».

GOBIERNO Y POLITICA
 

Desde la adopción de las cartas constitucionales de 1969 y 2006, este último ha desarrollado un nivel de autogobierno. Como Territorio Británico de Ultramar, Gibraltar tiene un gobernador, designado por el monarca del Reino Unido, que trabaja como representante del Gobierno de Su Majestad. El gobernador es responsable de la seguridad en el territorio y de la representación entre el territorio y el Gobierno Británico; también disuelve la legislatura y actúa para hacer cumplir las leyes.
El Gobierno de Gibraltar es elegido para un mandato de cuatro años. El Parlamento unicameral actualmente se compone de diecisiete miembros elegidos. El jefe de la cámara es nombrado por una resolución del Parlamento. El jefe de Gobierno es el Ministro Principal, Fabian Picardo. Hay actualmente tres partidos políticos representados en el Parlamento: los socialdemócratas, conservadores (Gibraltar Social Democrats, GSD), laboristas (Gibraltar Socialist Labour Party, GSLP) y el Partido Liberal (GLP).
Todas las partes se oponen a la transferencia de la soberanía a España, cuyos gobiernos han solicitado tradicionalmente la devolución del territorio. Por su parte, la posición mantenida por el gobierno británico, de no optar por ningún cambio sin el consentimiento del pueblo de Gibraltar, fue flexibilizada tras las negociaciones de 2002, al aceptar el principio de soberanía conjunta con España. Sin embargo, los partidos políticos locales, con el apoyo de la oposición británica, se opusieron a este acuerdo, reclamando en su lugar la autodeterminación del peñón e instando al Gobierno a realizar una consulta similar a la formulada en 1967. El referéndum de 2002, formulado mediante la pregunta ¿Aprueba el principio de que el Reino Unido y España compartan la soberanía de Gibraltar?, a la cual sólo se podía responder afirmativa o negativamente, fue seguido por cerca del 88 % del censo, y resultó en un apoyo de la opción de rechazo por el 99 % de los participantes, mientras que únicamente 187 ciudadanos apoyaron la propuesta.
Estatus de Gibraltar en la Unión Europea
Gibraltar forma parte de la Unión Europea (UE) aunque con un estatus especial. Al ser un territorio británico de ultramar, el Reino Unido se encarga de las relaciones exteriores y de los asuntos de negocios. Según el tratado de adhesión del Reino Unido a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, Gibraltar entraba en la CEE como un «territorio europeo de cuyas relaciones exteriores el gobierno del Reino Unido es responsable». Gibraltar es el único territorio europeo que goza de este estatus en la Unión Europea.
Según lo negociado por el Reino Unido a petición del gobierno de Gibraltar, algunas leyes de la UE no se extienden a Gibraltar. Según varias disposiciones del tratado de adhesión del Reino Unido a las comunidades europeas, Gibraltar:

  • Está fuera de la unión aduanera de la UE.
  • Está excluido de la Política Agraria Común (PAC).
  • Está excluido de la armonización del IVA.
  • No destina ninguna parte de los ingresos de aduanas a la UE.
Una declaración común realizada por España y el Reino Unido se anexó a la Constitución Europea (Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, cuya ratificación no llegó a completarse). La declaración se mantuvo en el Tratado de Lisboa de 2007. Dice lo siguiente:
El tratado que establece la constitución se aplica a Gibraltar como territorio europeo cuyas relaciones exteriores son responsabilidad de un Estado miembro. Esto no implicará cambios en las posiciones respectivas de los Estados miembros referidos.


Gibraltar, al igual que el Reino Unido, no forma parte del espacio de Schengen, por lo que los controles entre Gibraltar y España no han sido eliminados y cualquier persona que quiera entrar o salir en Gibraltar debe pasar los correspondientes controles fronterizos.
En relación al comercio de bienes, Gibraltar es considerada, de hecho, como país externo por la UE. El euro no es moneda de curso legal, pero se acepta informalmente en la mayoría de los comercios. Los nacionales británicos asentados allí fueron clasificados como ciudadanos de los territorios británicos de ultramar relacionados con Gibraltar. Como tal, son ciudadanos plenos de la UE, según una declaración del Reino Unido en 1982. A los ciudadanos de los territorios británicos de ultramar relacionados con Gibraltar se les permitió, a partir de 1983, registrarse como ciudadanos británicos de acuerdo con la sección 5 de la British Nationality Act (Ley de Nacionalidad Británica) de 1981. El 21 de mayo de 2002, la ciudadanía británica les fue concedida a todos los gibraltareños que ya la poseían.
El censo electoral compilado para las elecciones europeas de 2004 mostró que, salvo unos pocos, la mayoría de los gibraltareños había ejercitado su derecho a la ciudadanía británica.
Gibraltar fue excluido de las elecciones al Parlamento Europeo por una disposición especial del Tratado que organizaba estas elecciones por sufragio directo, pero esta disposición fue recurrida con éxito ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Como consecuencia de esta decisión, los gibraltareños votaron por primera vez en las elecciones al Parlamento Europeo de 2004, formando parte de la región suroeste de Inglaterra. Participó el 58 % del electorado de Gibraltar, comparado con el 31 % de la región en su totalidad, con el Partido Conservador asegurándose un triunfo arrollador.

DEFENSA
La defensa nacional del territorio es responsabilidad del Reino Unido. La guarnición la proporciona el Regimiento Real de Gibraltar (Royal Gibraltar Regiment), originalmente una fuerza de reservistas a tiempo parcial que pasó a ser parte del ejército británico en 1990. El regimiento incluye soldados a tiempo completo y parcial reclutados en Gibraltar, así como soldados profesionales británicos trasladados desde otros regimientos.
El peñón es un puesto de escucha de las telecomunicaciones a través del norte de África, y debido a su localización todavía sigue siendo una base clave de la OTAN. Naves británicas y estadounidenses visitan con frecuencia su puerto, lo que incluye también submarinos de propulsión nuclear, lo que suele traducirse en grave inquietud en todo el Campo de Gibraltar.

GEOGRAFIA
Gibraltar es una estrecha península situada en la costa mediterránea meridional de la península Ibérica, entre la bahía de Algeciras y el mar de Alborán, al noroeste del estrecho de Gibraltar. Tiene unos 6 km de largo y 1,2 km de ancho y está conectado a España mediante un istmo bajo y arenoso, de unos 2 km de longitud.
La península consiste en un peñasco de piedra caliza y pizarra conocido como «el Peñón». Se levanta abruptamente desde el istmo hasta 411,5 m de altura en Rock Gun Battery, la cumbre más septentrional. Su mayor altura (426 m) se sitúa cerca de su extremo meridional. La pendiente del peñón desciende escalonadamente hasta el mar en Punta de Europa, el punto más meridional del territorio, situado enfrente de Ceuta, situada a 32 km al sur, al otro lado del estrecho. Desde el Mediterráneo, Gibraltar aparece como una serie de acantilados escarpados e inaccesibles. En el lado occidental, la pendiente es más gradual y se encuentra ocupada por viviendas situadas en diferentes alturas que se aprietan hasta 90 m por encima de los viejos muros de la fortaleza. Más arriba, los acantilados de piedra caliza casi aíslan la parte superior del peñón, cubierto por una maraña de árboles silvestres.
Gibraltar carece de manantiales o ríos, por lo que una zona de 14 ha de pendientes arenosas situada sobre La Caleta y Sandy Bay fue cubierta para captar agua de lluvia. Actualmente está en desuso y la zona ha sido restaurada a su estado natural. El agua se almacena en varios aljibes excavados en la roca del peñón. Esta agua se mezcla posteriormente con agua extraída de pozos situados en el istmo o desalada a partir de agua marina.

ECONOMÍA
La actividad económica de Gibraltar está condicionada por sus limitaciones físicas y la carencia de terreno abierto en la península, que hacen inexistente el sector primario de la agricultura. En el sector secundario, mantiene una pequeña cantidad de industria ligera para consumo interno como el de bebidas. Las fuentes de ingresos principales son por tanto en el sector terciario y de servicios: el transporte marítimo, el turismo (más de siete millones de turistas visitan Gibraltar cada año), las actividades financieras y las relacionadas con los servicios de la administración.
En los últimos años se ha producido una expansión significativa de las instalaciones hoteleras y de las instalaciones de baño para estimular el turismo. Las instalaciones portuarias ocupan la mayor parte de la orilla occidental del territorio, así como una porción de tierra ganada al mar en la bahía de Algeciras.


La economía gibraltareña estuvo sustentada tradicionalmente en la provisión de servicios al Ministerio de Defensa del Reino Unido. En 1984, tales actividades constituían el 60 % de la economía gibraltareña. Sin embargo, desde entonces la presencia militar británica se redujo abruptamente (en 1983, se cerraron los astilleros de la Marina Real Británica), con lo que la economía gibraltareña se vio forzada a diversificarse (en 2002, la contribución del Ministerio de Defensa británico al PIB gibraltareño era apenas un 7 %).
Las emisiones de dióxido de carbono de Gibraltar fueron de 4,5 millones de toneladas en 2007 (puesto 128.º en el mundo), de acuerdo con las estadísticas de Administración de Información sobre Energía de Estados Unidos. Debido a su relativamente escasa población, Gibraltar tuvo en 2007 la tasa de emisiones per cápita más alta del mundo (159 toneladas por persona). Sin embargo, la organización ecologista gibraltareña Environment Safety Group criticó el informe estadounidense porque podría sugerir que Gibraltar era el «líder mundial en emisiones de dióxido de carbono» y atribuyó las cifras a la escasa población del territorio y a la gran cantidad de carburantes vendidos localmente pero consumidos fuera del territorio (como el vendido para automóviles españoles o el relacionado con el servicio de aprovisionamiento de combustible o bunkering).
Además, la exención de impuestos con la que cuenta Gibraltar ha provocado que multitud de empresas de juego virtual establezcan sus sedes fiscales en este territorio, convirtiéndolo en uno de los lugares con mayor número de este tipo de compañías del mundo. Hasta 15 casinos virtuales operaban desde Gibraltar a principios de 2006. Se trata de empresas con ingresos multimillonarios de éxito mundial, como las filiales de Betandwin.com, que también poseen su sede aquí.
Moneda
La moneda oficial de Gibraltar es la libra gibraltareña, aunque se puede utilizar el euro, e incluso en algunos sitios, el dólar estadounidense.
Paraíso fiscal
Fue sobre todo tras la elección de Joe Bossano en 1988, cuando Gibraltar, amparada en su condición de territorio de la Comunidad Europea, al tanto que exenta del IVA y al margen de la unión aduanera, desarrolló una legislación fiscal que la convirtió en un activo centro financiero off-shore, considerado un paraíso fiscal debido a sus ventajosas condiciones fiscales. Se definieron así dos tipos de compañías: las exentas (exempt companies) y las cualificadas (qualifying companies), que, residentes en Gibraltar, no tienen actividad económica ni comercial en el territorio. Estas compañías pagan un impuesto anual no superior a 300 libras esterlinas y pagan un impuesto sobre beneficios testimonial (2 % en el caso de las compañías cualificadas; nada si se trata de exentas). Adicionalmente, no existe ningún tipo de control de cambios para las personas físicas o jurídicas residentes en Gibraltar. En septiembre de 2004, Gibraltar tenía 28 000 compañías en su registro (prácticamente una sociedad registrada por habitante), de las que 8500 eran impositivamente libres. Gibraltar ha desarrollado unos estrictos códigos bancarios y financieros.


El régimen fiscal gibraltareño llevó a que la OCDE incluyera al territorio en la lista de paraísos fiscales en junio de 2000. El gobierno gibraltareño se comprometió en 2002 a mejorar la transparencia de sus sistemas regulatorio y fiscal y establecer un intercambio efectivo de información en materia fiscal con otros miembros de la OCDE, de forma que no fue incluida en la lista de paraísos fiscales no cooperadores. Las autoridades gibraltareñas sostienen que, a pesar del ventajoso régimen fiscal del que disfrutan las sociedades exentas, el rigor de los controles aplicados impide la utilización de la plaza como centro de blanqueo de dinero, lo cual ha sido respaldado por informes de organismos como el FMI.
El 18 de febrero de 2005, el gobierno británico aceptó la recomendación de la Comisaría de la Competencia de abolir para finales de 2010 el régimen fiscal exento gibraltareño.
En diciembre de 2008, el Tribunal de Primera Instancia de la Unión Europea anuló la decisión de la Comisión Europea de considerar el impuesto de sociedades de Gibraltar, reformado en 2002 e inferior al del Reino Unido, como ayuda de Estado o competencia desleal, y reconoció el derecho de Gibraltar a tener un régimen fiscal propio.

Demografía
 
Dos tercios de los habitantes del territorio son gibraltareños (los nacidos allí antes de 1925 y sus descendientes). Cerca de una quinta parte está compuesta por extranjeros residentes. El resto lo componen la guarnición y sus familias. Cualquier ciudadano europeo tiene derecho a vivir en el territorio.
Como es propio en un puerto mediterráneo, la población actual de Gibraltar tiene un origen diverso: principalmente compuesto de ascendencia británica, andaluza, genovesa, maltesa, portuguesa, así como árabe y judía originaria del norte de África y otros países del sur del Mediterráneo. Actualmente no existe más que una minoría de españoles residentes: los que trabajan en el peñón cruzan diariamente a Gibraltar para volver a sus casas tras la jornada laboral.
Los habitantes de Gibraltar son llamados «llanitos» o «yanitos» (término de origen desconocido). La lengua vernácula de Gibraltar, que es una mezcla basada fundamentalmente en el dialecto andaluz con gran influencia del inglés entre otros muchos idiomas del Mediterráneo, también se la conoce como llanito.

El único idioma oficial es el inglés, aunque se hablan otros como el español o de forma coloquial el llamado llanito, una mezcla de inglés, español y otros idiomas mediterráneos, como italiano, maltés y árabe.
Las religiones más profesadas son catolicismo (78,09 %), protestantismo (anglicanismo) (6,98 %), cristianismo (otros) (3,21 %), islam (4,01 %), judaísmo (2,12 %), hinduismo (1,79 %) y otros (0,94 %), mientras que el resto de la población (2,86 %) no profesa ninguna religión (censo de 2001).La diócesis anglicana de Gibraltar también abarca otras comunidades del sur de Europa. La comunidad judía es principalmente de ascendencia sefardí.
Gibraltar es uno de los territorios más densamente poblados del mundo, con aproximadamente 4290 hab./km². La demanda de espacio se ha solucionado con la ocupación de tierras al mar, que actualmente supone un tercio de la superficie total de la ciudad.

Aunque no se puede cuestionar la vigencia del Tratado de Utrecht, ¿qué dice exactamente? ¿Qué se establecía en sus disposiciones? ¿Deben revisarse? ¿Has sido respetados por Gran Bretaña los puntos básicos de este tratado con 300 años de antigüedad que nunca ha dejado de estar de actualidad?

Jurisdicción territorial


El famoso artículo X dice: «El Rey Católico [Felipe V], por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno».
Sin embargo, hoy en día la definición del territorio cedido es objeto de disputa en lo que se refiere a la tierra, el espacio aéreo y el mar, precisamente porque el tratado establecía que la propiedad se cedía «sin jurisdicción territorial y sin comunicación abierta con el país circunvecino por parte de tierra».
Esto quiere decir que, aunque el Reino Unido tiene un título válido de soberanía, habría que resolver el problema de su alcance territorial, pues en el artículo X no se establecía una línea fronteriza, ni posteriormente se realizó una demarcación. Decía que eran británicos la Ciudad, el Castillo y las edificaciones agregadas en 1704. Pero ¿qué ocurre con las ampliaciones del terreno que se llevaron a cabo en años posteriores? España ya mostró su oposición a la presencia británica en la lengua de tierra y objetó la construcción del aeropuerto en 1938, pues se encontraban fuera de la demarcación establecida en Utrecht.

Comunicación por tierra

Para «evitar abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías», el tratado también fijaba que «la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos». Esto aislaba por tierra a Gibraltar, a la que dejaba abastecerse del mar para su propia subsistencia, pero no comerciar con lo obtenido. Y en tiempos de «grandes angustias», permitía a sus habitantes comprar alimentos en territorio español solo para su consumo propio.
Según esta disposición, España mantuvo aislado a Gibraltar hasta 1985, cuando, en el contexto de nuestra incorporación a las instituciones europeas y a la OTAN, se intentó atraer a los gibraltareños a posiciones más favorables a nuestra causa y para favorecer el desarrollo del conjunto de la región. Sin embargo, estos pasos para facilitar los intercambios no han producido avances significativos hacia el objetivo de recuperar el territorio. Más bien al contrario, ya que Gran Bretaña, además de haber consolidado su estatuto político autónomo, ha ido reforzando la economía de la colonia y sigue trabajando para convertir a medio plazo convertir el Peñón en un centro de negocios, en contra del espíritu del Tratado de Utrecht.
En los últimos tiempos, la gran obsesión del Gobierno británico ha sido consagrar que las aguas que rodean el Peñón son de soberanía inglesa, algo que España no acepta, porque en Utrecht sólo se cedieron las aguas del puerto de Gibraltar. Por eso, el Gobierno de David Cameron, alentado por los «llanitos», no pierde ocasión para denunciar supuestas violaciones de esas aguas por parte de embarcaciones españolas.

El fin de la cesión

El tercer pacto establecido en Utrecht es el más importante, ya que aludía a que España tiene prioridad para dar por terminada la cesión si Gran Bretaña intentara «dar, vender o enajenar de cualquier modo la propiedad de Gibraltar». En este sentido, el Gobierno británico ya ha decidido «enajenar» su colonia. Obviamente no a una potencia extranjera, pero sí a la población del Peñón mediante las ambiguas concesiones que se les ha hecho.
Por un lado, la Constitución gibraltareña de 1969 y, por otro, las reformas adheridas en 2006, en las que se introducía el derecho de autodeterminación de los gibraltareños, aunque condicionara éste a «los tratados existentes», tal y como exigía España. Si hiciéramos caso al Derecho Internacional e interpretáramos correctamente el artículo X del Tratado de Utrecht, la cesión de España habría terminado y tendría que recuperar los derechos soberanos sobre el territorio cedido.
No hay que olvidar que el susodicho artículo considera a este pedazo de tierra como un punto de apoyo estratégico sin dimensión demográfica, por lo que en él nada se dice de su población. De ahí que dispusiera la reversión a España si Gran Bretaña lo abandonara. Esto no solo se impide la transferencia a un tercer país, sino también a un Gibraltar independiente, algo que avalan las Naciones Unidas en su resolución 2253 de 1967.
Tres siglos de vigencia de un tratado que jamás se ha revisado y por el que no han dejado de sucederse episodios de tensión entre el Gobierno español y británico, en una relación que el historiador y escritor Federico Sánchez Aguilar calificó como la «herida abierta» de España.
 
Anexión del istmo de Gibraltar a Reino Unido
La anexión del istmo de Gibraltar a Reino Unido se refiere a la ocupación y anexión de facto por parte británica del istmo de Gibraltar, llevada a cabo con el establecimiento de vallas fronterizas sobre el previamente territorio neutral, más allá de su frontera inicial, en 1854 y en 1908.
La Línea de Contravalación, un sistema de fortificaciones creado ante el temor de las autoridades españolas de que el Reino Unido pudiera ampliar sus dominios en el sur de la península extendiéndose más allá del peñón de Gibraltar, fue destruida en 1810, al igual que la mayoría de las fortificaciones de la Bahía de Algeciras, por un cuerpo de zapadores británico con el pretexto de impedir que cayera en manos de las tropas napoleónicas. Tras el fin de la Guerra de la Independencia Española en 1814, una epidemia de fiebre amarilla afectó a Gibraltar en 1815. España, entonces bajo el reinado de Fernando VII, accedió a una petición del Gobierno británico para construir barracones sanitarios en la zona neutral, sin embargo, una vez pasó la epidemia, estas construcciones no fueron retiradas del istmo.
 
La historia se repitió con otra epidemia de fiebre amarilla en 1854, bajo el reinado en España de Isabel II. Esta vez el Reino Unido no sólo instaló más barracones en una parte del territorio neutral, sino que además construyó una valla fronteriza sobre éste, anexando de facto el territorio comprendido entre tal valla y la antigua frontera del Peñón.
Esta acción llevó a protestas por parte de España. Así, el embajador de España en Londres, Juan Tomás Comyn, se comunicó en 1863 con el secretario de Estado británico para los Negocios Extranjeros, Conde de Russell, al comprobar que tras las epidemias los británicos seguían allí:

En el año 1854, con motivo de la epidemia que reinaba en Andalucía las autoridades de Gibraltar hicieron construir una especie de población con barracas de madera y edificios ligeros fuera de las murallas, a fin de alojar a parte de los habitantes de la Plaza y a la tropa, estableciendo puestos para guardias y una línea de garitas para centinelas. Terminada la epidemia, se deshicieron algunas barracas, pero se conservaron los cuerpos de guardia, las garitas y un caserío de madera distante de nuestra línea como unas seiscientas varas, y esta nueva población se ha convertido ahora en un verdadero campamento, ocupado constantemente por un Regimiento de la guarnición de la Plaza. Sensible es que en 1854 se permitiese a la guarnición de Gibraltar alojarse fuera del recinto de sus murallas, invadiendo el Terreno Neutral y usurpando el que le estaba vedado por los Tratados vigentes; pero esta condescendencia, hija únicamente de un sentimiento filantrópico, no puede de manera alguna invocarse como un asentimiento de parte de España a la ocupación permanente del Terreno llamado Neutral, por las fuerzas inglesas; y, habiendo desaparecido las circunstancias que la motivaron, es evidente que las cosas debieron volver al estado que tenían antes que una razón de humanidad autorizase a introducir en ellas las alteraciones indicadas
En el año 1908, bajo el reinado español de Alfonso XIII, el ejército británico levantó otra valla aún más lejos del Peñón, delimitando frente a Gibraltar un total de 106 hectáreas de las 156 del espacio neutral. Desde entonces, la valla es conocida en España como la Verja de Gibraltar, constituyéndose en la nueva frontera del territorio.
Décadas más tarde, aprovechando que España estaba inmersa en una guerra civil, en el territorio anexionado fueron levantadas varias infraestructuras, entre ellas el aeropuerto de Gibraltar, con su pista de aterrizaje adentrándose en aguas territoriales españolas

Picardo el hipócrita
El ministro pincipal de Gibraltar tiene 1,4 millones de euros invertidos en dos propiedades en Sotogrande y Benahavís
Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar y el más firme defensor de la soberanía del Peñón, se libera de las estrecheces de «su» roca disfrutando de una gran casa en Sotogrande. De hecho, el político gibraltareño ha invertido cerca de 1,4 millones de euros en nuestro país, contabilizando también el apartamento que adquirió en los aledaños de Marbella, por lo que disfruta de las comodidades y servicios que le brinda la nación a la que ahora intenta hostigar.
Su residencia fuera de Gibraltar se ubica en la elitista urbanización de Sotogrande (San Roque, Cádiz), la predilecta de los potentados del Peñón, donde gozan de amplias mansiones imposibles de construir en las reducidas y escarpadas dimensiones de la colonia británica. Picardo y su esposa, Elaine Lima, compraron la casa en mayo de 2006, cuando gobernaba en Gibraltar otro residente en Sotogrande, Peter Caruana. Se trata de una vivienda de más de 250 metros cuadrados en una parcela de 1.600, según consta en el Registro de la Propiedad.
Para afrontar la compra, Picardo y su cónyuge –tienen separación de bienes– solicitaron una hipoteca al británico Barclays Bank de 824.000 euros. Se presupone queque completatron la compra con sus ahorros, ya que el valor de la propiedad superaba el millón de euros. La casa cuenta con tres dormitorios, tres cuartos de baño, cocina, salón, patio, terraza y trastero, además de piscina en un jardín de más de mil metros cuadrados.
Tres años después, el 23 de octubre de 2009, Picardo decidió invertir de nuevo en el mismo país al que ahora está enfrentado y a cuyos pescadores ataca lanzando bloques de hormigón a la bahía. El abogado «llanito» adquirió un apartamento en una elegante urbanización de Benahavís (Málaga), junto a Marbella. El inmueble cuenta con 130 metros cuadrados de casa, diez de terraza y treinta más de aparcamiento y está ubicado dentro del complejo «Gazules del Sol», englobado en la urbanización Capanes Sur.

Se trata de un complejo de lujo, con cinco piscinas exteriores y una más climatizada, sauna, jacuzzi y seguridad las 24 horas del día. El valor del apartemento rondaba los 400.000 euros. De hecho, cuando Picardo lo adquirió, el inmueble contaba con una carga hipotecaria de 360.000 euros que le concedió la Caja de Ahorros de Valencia Castellón y Alicanter en abril de 2004. Noobstante, la crisis inmobiliaria ha provocado que hoy se puedan adquirir apartamentos como éste por algo menos de 300.000 euros.

Residencia fiscal

Picardo, como la inmensa mayoría de sus compatriotas, no tributa en España, ya que no vive aquí más de 180 días al año. No obstante, Hacienda sospecha que no son pocos los gibraltareños que pasan más tiempo en España que en el Peñón pero no lo notifican para no pagar impuestos.
De hecho, el Gobierno calcula que hay 6.700 gibraltareños que en realidad viven en España, disfrutando de los campos de golf, de los puertos deportivos y de las infraestructuras pagadas por el contribuyente andaluz. Mantener la residencia fiscal en el Peñón y la real en España es un negocio muy rentable. Como dice el patrón mayor de la Cofradía de pescadores de La Línea de la Concepción, Leoncio Fernández, «pasar a España a comerse nuestro pescado les encanta».

Conclusiones.
La solución a este largo contencioso no es fácil y a buen seguro será muy prolongada en el tiempo,la resolución de la ONU sobre la descolonización de los territotios ocupados es un tanto compleja y amplia ya que no se refiere a un territorio en concreto,de la misma forma que afecta a Gibraltar también afecta a Ceuta y Melilla y a los islotes españoles del estrecho.El día que España recupere la soberanía sobre el peñón tendrá que empezar a pensar en devolver sus territorios en el norte de Africa a Marruecos.Por otra parte está la OTAN, tanto España como Inglaterra son miembros,y desde el punto de vista estratégico el estrecho y su control son de vital importancia para la OTAN que controla ambas orillas del estrecho.
España debe reclamar el cumplimiento estricto del tratado de Utrech,debe denunciar ante el tribunal de la haya los continuos incumplimientos por parte de los ingleses,reclamar que las fronteras gibraltereñas sean las que figuran en el tratado y que Inglaterra abandone todo lo ocupado ilegalmente.Esa debe de ser la respuesta por parte de España,menos hablar y mas actuar.

 

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